No es para estar orgulloso: nuestros peores presagios se van cumpliendo. Cuando un Estado no se hace respetar, cuando un Gobierno no cumple con su más elemental función como es defender la soberanía nacional, la democracia deviene en pura selva.
Estamos a unas horas de ver cómo Rajoy entrega le Generalidad a un golpista totalitario que responde al nombre de Quim Torra. Y todo a cambio de unos votos para aprobar unos presupuestos que nunca se ejecutarán. En pleno golpe de Estado a nuestro amorfo presidente no se le ocurre mejor idea que ligar el futuro de la legislatura al partido de Sabino Arana, el que ha recogido durante años las nueces del árbol abertzale. Y claro, las condiciones son claras: competencias en prisiones (para liberar a los pocos asesinos que quedan dentro) y levantar el 155, como si alguna vez se hubiera aplicado el 155, que ya nació muerto porque lo mató el mismo que lo proclamó.
Y si el Estado se arrastra y no se hace respetar, los de fuera, los supuestos socios europeos, no van a ser quienes solucionen la papeleta. La “inteligencia” de Soraya dejó escapar impunemente a los capos del Golpe de Estado y ahora los belgas y pronto los alemanes, escoceses y suízos se ciscarán en nuestros jueces y en nuestra soberanía y nos negarán el derecho a juzgar a nuestros propios criminales.
El artículo 155 nunca se ha aplicado porque en el fondo Rajoy nunca quiso recurrir a él. Además, el jefe de la oposición (de cuyo nombre ni me acuerdo) le advirtió que cuidadito con tocar la escuela catalana y cuidadito con tocar teleodio: dos ejemplos de éxito ( o de exitus diría yo). Y, aunque duela, hay que recordar que allá a inicios de septiembre los de Ciudadanos reclamaban elecciones, que aquí todo el mundo lleva lo suyo. Total, resulta que ahora Mariano y el otro bobo que no sé cómo se llama ni ganas, dicen que ahora sí, que ahora van a hacer un 155 que vais a flipar. Que lo de TV3 es un escándalo que no se puede aguantar.
Insisto una vez más: no es una crisis nacionalista, no es un complot de cuatro trabucaires iluminados. Es una crisis NACIONAL de la que va a ser muy difícil salir. La putrefacción del sistema político es total. Han errado en el diagnóstico, en el tratamiento y estamos en la UVI manteniéndonos vivos a base de transfusiones sin que nadie acierte a parar la sangría. Y sin embargo nuestra enfermedad tiene un nombre bien claro: Partitocracia
Tabarnia 17 de mayo de 2018