X.EL ERROR DERROTISTA


Este es para mí el más comprensible de los errores ya que se deriva de la inconsistencia de todos los demás argumentos que hemos explicado. El ciudadano bienintencionado que ha creído en el criterio economicista, o en el comercial, o en la hipótesis buenista, observa con perplejidad cómo el procès avanza ante la pasividad total del ejecutivo que se limita a enviar denuncias al Tribunal Constitucional el cual ya ha manifestado que no va a resolver él sólo esta papeleta.


Mientras tanto, los días van avanzando y el uno de octubre se acerca. Nos dicen que el referéndum no se celebrará, pero sabemos que ya hay un antecendente (el 9N-2014) en que las fuerzas rupturistas sacaron las urnas a la calle poniendo en ridículo a todo el Gobierno Nacional. A cada medida “proporcional” del aparato judicial, los golpistas responden con una maniobra de huida que demuestra lo bien trazado que está el plan de voladura de nuestro país.


Además, el Parlamento regional ha amenazado con hacer una declaración unilateral de independencia en caso de no poder celebrar la consulta ilegal. El ciudadano bienintencionado no entiende que nadie haya sido inhabilitado o detenido tras realizar semejante desafío desde una institución política.


Por eso muchas personas prefieren pensar que lo mejor es que esta pesadilla acabe como sea, pero que acabe. 


“Que se vayan de una vez, nos quedaremos más tranquilos nosotros sólos”.


Puede que tengas razón, amigo mío pero dime una cosa ¿quiénes somos “nosotros sólos” ?; ¿damos por hecho que ninguna otra región seguirá el camino de los díscolos catalanes?. Viendo lo fácil que resulta y siguiendo el método de acosar al contrario hasta la extenuación, lo normal sería que los sabinianos de Navarra y Vascongadas no tardaran mucho en seguir el mismo camino. Y de todos son conocidas las ansias imperialistas que el separatismo levantino ha puesto siempre en dos riquísimas comunidades: Valencia y Baleares, donde la horda podemita ya está allanando el camino


Así que probablemente nos quedaríamos muy agusto castellanos, asturianos , andaluces… sí, pero perdiendo gran parte de nuestro tejido industrial y buena parte nuestras comunicaciones con Francia. Un país mutilado y empobrecido de la noche a la mañana. Una vez reinoculado el mal cantonalista en nuestra historia, el desastre de la Primera República sería un escenario más que posible, al que habría que añadir todas las tensiones inmigratorias y económicas que podrían sobreañadirse.


No, amigo. Por muy desilusionado que estés, por muy traicionado que te sientas por esta clase política ignara y bastarda, no hay otra opción que creer en España como el único proyecto admisible. Pero no en la España hueca y débil de los Reinos de Taifas. A ti y a mí nos toca repensar esta Nación fuerte y orgullosa en la que queremos seguir viviendo la riqueza de nuestra diversidad en común.



Juan Armuñés.

Catalunya, septiembre 2017.

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