El Referéndum ilegal convocado por el Parlamento regional de Catalunya tiene por objeto desafiar a las instituciones españolas, anular de facto la Constitución y, en último término y sea cual sea el resultado, desembocar en la desmembración irreversible de nuestra Nación.
Que nadie se engañe: no se trata de un sondeo, de una inocente consulta democrática. Si el Referéndum se lleva a cabo querrá decir que el Gobierno que representa a los españoles no ha sido capaz de aplicar la ley para evitarlo y Cataluña será antes o después un Estado independiente en el concierto internacional.
Ante esta amenaza, es sabido que la estrategia del Ejecutivo ha sido escudarse en el poder judicial para evitar tener que tomar las decisiones que serían precisas tales como la suspensión parcial de la Autonomía y el procesamiento de los cabecillas de esta rebelión. No criticaremos esta actitud que se descalifica por sí misma y que la historia se encargará de poner en su lugar.
La crítica que pretendo abordar, entendiéndose crítica como análisis racional y ordenado de la realidad, es la de aquellas buenas gentes que, de diversas maneras, se están sublevando contra los planes secesionistas dentro y fuera de Catalunya. Y lo pretendo hacer porque creo que no se está planteando la oposición de manera adecuada y se está echando a perder un precioso potencial político que necesitamos si queremos salvar la democracia de la que hemos disfrutado estos años.
Nos equivocamos, nos estamos equivocando en las tertulias callejeras y radiofónicas, en las redes sociales, en los deportes, en los grupos de amigos, en los diarios y en las elecciones… Lo estamos haciendo muy mal y el enemigo lo está haciendo muy bien porque tiene un plan muy claro y sabe perfectamente cómo llegar a su destino mientras nosotros nos confiamos en que llevamos la razón y que la democracia vencerá como no puede ser de otra manera.
Llevo años analizando las reacciones de la gente y las mías propias y viendo cómo el proceso rupturista avanza de manera lenta pero implacable y creo haber llegado a identificar una serie de errores que estamos cometiendo y sobre los que debemos reflexionar seriamente si no queremos quedar cómo los perdedores de la más absurda disputa de la Historia.
Sin más, iré desgranando uno a uno estos errores en las siguientes entregas esperando despertar la discusión y animar y dotar de contenido al discurso constitucionalista que la mayoría de nosotros defendemos ( doy por hecho que el separatista no leerá tan extenso panfleto ya que para nada pretendo atacar sus posiciones sino más bien reforzar las propias).
- EL ERROR DE LA PREPOTENCIA
- EL ERROR DE LA DESFIGURACION
- EL ERROR DE LA CORRUPCION
- EL ERROR ESTADISTICO
- EL ERROR ECONOMICISTA
- EL ERROR COMERCIAL
- EL ERROR EUROPEISTA
- EL ERROR BUENISTA
- EL ERROR NOMINALISTA
- EL ERROR DERROTISTA
Juan Armuñés.
Catalunya, septiembre 2017.